Aquel, mi primer amor
5diciembre 22, 2012 por felipejpg
Lados repletos de dolor sin caricias,
ausencias extrañas sin voz ni presencia,
estaciones sin tiempo,
sin tu estar.
Vivir muriendo así,
más dulce que el olvido.
Soledad de no verte,
solo fuiste el primero,
nunca tan poco dolor pareció tanto.
Ahora en la lejanía eres solo sombra,
ahora en el tiempo no eres ya nada.
¿Isabel?
¡¡¡¡¿¿¿Isabel???!!!!
«Toy mueta»… 😦
¿CÓMO QUE ISABELl?????
Un momento!!!! ¿Ese comentario que has escrito responde en realidad a mi comentario y sólo te has «deslizado» en el nombre? ¿O por el contrario el nombre está bien, y no es la respuesta al comentario que yo -Beatriz- he hecho, y todas esas cosas tan bonitas que «me» dices se las estás diciendo en realidad a Isabel?
¡No puedo creerlo!!! Jajajaja…
Ahora me planteo otra cosa…, ¿Quizá se llamaba Isabel, y te ha traicionado el subconsciente…?
O…
¿Por qué sabes que me llamo Beatriz, no? Beadealejandria…, Beatriz!!! 🙂
Y no tengo nada en contra del nombre de Isabel, de hecho es un bonito nombre, pero… ¡da la casualidad de que el mío me encanta!!!!! Gggrrrrr… (eso es un gruñido de casi enfado…) Jajajja…
Bueno…, confío en que no te suceda demasiado a menudo… Eso de confundir el nombre -sin ser algo intrínsecamente maligno- no suele ser un buen acicate para el romance… Jajaja…
Entonces…, definitivamente…, ¿estabas tan contento porque te estaba «desnudando» yo… (¡Que nadie me malinterprete, por favor!), o Isabel?
Bueno. Ya basta…
Me voy a llorar a mi casa… 😦
Por lo demás…, feliz y encantada 🙂
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Jajajjajajajajajaajajajajaja, ay ay ay, que me da algo, puse el de otra querida amiga, escritora, un lapsus, pero ha sido corregido, era para ti el comentario, jajajajaja, ay, perdona.
No, no, no, solo me has desnudado tú en esa manera que lo haces, (sin malinterpretaciones), que conste.
Ala, yo me voy a tomar un café lleno de remordimientos por este lapsus, si digo que es la primera vez, suena muy común, ¿verdad?
Mil perdones y abracitos de remordimientos 🙂
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Bueno….. Tá bien.
No voy a decir nada…, creo que todo está más que dicho, Alfonso…
¡Uy, perdón! (Jajajajaja)
Sólo escribo para enmendar una falta de ortografía como un pino… -mía-
¿Cómo que: «¿Por qué sabes que me llamo Beatriz, no?»? MAL. MAL. MAL.
No quería preguntar por qué lo sabes… (cuando lo cierto es que no lo parece…, jajaja…)…
Lo que quería decir -y escribir-, es:
«¿Porque sabes que me llamo Beatriz, no?» Eso sí!!! MIL PERDONES… 😦
Y sí. En efecto, lo de es la primera vez…, no cuela, querido Ernesto…
¡Uy, perdón otra vez!…
Ta’ lueguito, Esteban…
¡Me cachis…, lo voy a dejar ya!
🙂
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¿Sí? ¿De verdad en la lejanía es “ya nada”? Una sombra sí…, pero, ¿nada?
No termino de creerlo… Más bien me inclino a pensar que es un recurso poético, ¿no? Eres ya nada… Como queriendo decir que ya pasó… Ea…, ea…, ya pasó… 🙂
Pero los amores pasados, -y quizá con más razón el primero, por todo lo que significa, por lo que nos descubre, y en la persona en que nos convierte-, son nosotros mismos. No puede ser que acaben reducidos a la nada.
Cada amor pasado es una cicatriz invisible en nuestra piel, un jirón de nuestra historia, cruces que van señalando el camino en el mapa de nuestra vida.
Siempre suelo pensar que yo soy yo, -así precisamente como soy-, también por todas las personas que me han amado. Sobre todo por todas aquellas a quien he amado yo… El amor que sentimos por otros, está construyéndonos constantemente. Y ahora no me refiero al Amor en general por la Vida, sino al Amor de pareja. El… “romántico”, por llamarlo de alguna forma.
Y si hay un tema que le sienta bien a la poesía, creo sin duda que ése…, es el Amor. ¡Tan fértil!
Ha habido tres o cuatro frases que me han parecido brillantes. A saber:
– “sin tu estar”
– “Vivir muriendo así”
– “Soledad de no verte”
Y la que, para mí, se lleva el primer premio…
– “Nunca tan poco dolor pareció tanto”
Tiene ese verso, para mí, un sabor nuevo…, menos amargo. Es la clave, la salvaguarda del poema, el resquicio de luz en la Oscuridad… Porque ahora, desde la distancia -y quizá esbozando incluso una tímida y condescendiente sonrisa- uno se dice: ¡Madre mía lo que parecía entonces, y lo que hoy, con lo sé, entiendo que en realidad fue…! O sea, “nunca tan poco dolor pareció tanto”.
Es un verso sabio. Renacido a una vida nueva, a una nueva visión.
Y literariamente me parece brillante. La estructura, y el acierto en la combinación de las palabras. Tiene el ritmo perfecto. Y resume una historia, -en sí mismo-, en sólo seis palabras!!!
Me ha gustado mucho. Creo entender el sentir de la voz que habla…, aunque en lo personal no pueda compartirlo… Yo sólo guardo buenos recuerdos de “Aquel, mi primer amor”, que comenzó a forjar mi persona a golpe de risas y besos, hasta convertirme en quien hoy soy… Y no podría estar más feliz.
Gracias una vez más, Felipe, por compartir, en forma de poesía, trocitos de tu sentir o tu inventar… Pedacitos, -al fin y al cabo-, en carne viva…, de ti.
Abrazos repletos de caricias sin dolor… 😉
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Ay, Beatriz, que fácil parece cuando tú lo explicas, eres una mujer realmente inteligente, no me cabe ninguna duda de ello, sabes leer tan bien, que si escuchando lo haces igual, eres una amiga de esas de las que nunca me alejaría demasiado tiempo.
La verdad, hacía mucho tiempo que no disfrutaba leyendo como me “desnudas”, por orden, sin prisas, suavemente y con condescendencia. ¡Que nadie me malinterprete, por favor!
Otra vez que me dejas poco lugar a decirte nada sobre ese momento, ese escrito, excepto lo del recurso poético, que lo es, no cabe duda, pero también define el orgullo del hombre, de no querer admitir aquello que a veces ha de irse para no volver. Nunca es nada, la nada no existe, pero así lo quiso el sufridor en el momento que vio una pequeña luz, una luz que no quiso perder, y se inventó, “la nada” para ello.
Y nunca tan poco dolor pareció tanto, esa salvaguarda es el momento en el que hubo luz, y quizás con el tiempo, dolores mucho peores. El tiempo lo ensombrece, mi orgullo lo entierra en la “nada”.
No puedo poner ni un pero a lo que me has contado, jajajaja, como otras veces, y me temo, que esto va a pasar a ser una muy grata costumbre.
Gracias a ti, por leerme, por intentar entender esas letras, que, a veces, te hacen sentir un poco mal y otras por el contrario como esta vez, que sientes, aun cuando no lo hayas vivido, que menudo mérito tiene 🙂
Un abrazo enorme
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